Nuestra habilidad motora está controlada por los reflejos primitivos. Cuando el bebe nace hace movimientos rítmicos espontaneo. Gracias a estos reflejos primitivos ayudan a desarrollar un reflejo postural, pero por el ritmo de vida moderno y condiciones internas del bebe a veces estos reflejos no se desarrollan adecuadamente y podemos encontrarnos con síntomas como; postura desgarbada, problemas de concentración, mala postura al sentarse, no se está quieto en la silla, mala motricidad fina, no es capaz de atarse la lazada de zapatos, se tropieza mucho o se le caen las cosas de las manos con facilidad.
Si presenta alguno de estos síntomas puede que no sea casualidad, podemos evaluarlo y ponerle un programa de ejercicios sencillo para integrar estos reflejos.
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